El fin de DACA

No es que nos sorprenda la resolución de la casa blanca de cancelar el programa DACA. Lo temíamos pero lo estábamos esperando. Esta cruel medida afecta profundamente a más de ochocientas mil personas. Personas jóvenes, trabajadoras que estudian y se preparan para tener un futuro mejor. Personas que buscan salir de la misma situación que forzó a sus padres a emigrar a este país, trayendo a sus hijos cuestas y en muchos casos arriesgando sus vidas. Personas que no tomaron la decisión emigrar y que ahora están estigmatizadas por el estatus de “ilegal”. Ninguno de ellos ha cometido ningún crimen. No son parte de ninguna banda como falsamente lo ha asegurado Donald Trump. Estas ochocientas mil personas han sido investigadas por las autoridades y ni uno sólo tiene antecedentes penales. Lo que si son gente productiva que paga impuestos y son beneficiosos para la sociedad.

Lo temíamos pero lo esperábamos. Pues esta decisión junto con acciones como la prohibición de viajeros de países musulmanes, el plan de construcción del muro, la propuesta de “reforma” migratoria o el perdón a Arpaio demuestran la verdadera cara de este gobierno; la xenofobia. Ya vimos después de los acontecimientos de Charlottesville cómo Trump defendió a los supremacistas blancos, el KKK y los neonazis al asegurar que muchos de ellos son “buenas personas” y a los que catalogó de la misma manera que lo hizo con los que se manifestaban en contra del racismo.

Xenofobia y racismo son dos conceptos que por lo general vienen juntos, y que no tendrían que tener cabina en este mundo, especialmente en un país de inmigrantes, un país formado, creado y construido por inmigrantes, por soñadores.

En el Sindicato Nacional de Escritores condenamos enérgicamente la cancelación de DACA y llamamos a nuestros miembros, a nuestro gremio y a la sociedad entera a manifestarse en contra de esta cruel e inhumana medida. La lucha es de todos los que queremos una mejor sociedad, libre dos de los peores cánceres que nos afectan, el racismo y la xenofobia.

Ya tenemos identificados a los “bad hombres”, sabemos quienes son y dónde están, es hora de enfrentarlos.

 

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